Cuéntanos de ti, ¿Cómo te defines?
Me llamo Josefina Mackenna, entré el año 2004 a Pre Kinder al Colegio Maitenes y soy exalumna de la generación 2017. Me defino como una persona con muchos intereses: me encanta la música (bastante variada) y sobre todo tocar instrumentos. Me gusta mucho el deporte en general: desde muy chica hago atletismo (lo que más me gusta) y, de hecho, sigo yendo a ver el Interescolar. Incluso tuve la intención de ser entrenadora de atletismo. También disfruto mucho comer cosas ricas, aprender cosas nuevas, estar con mis amigos y mi familia.
¿Cómo influyó y qué herramientas te entregó el colegio que te hacen ser la persona que eres hoy?
Agradezco mucho haber tenido espacios de Participación Social porque me ayudaron a despertar interés por la ayuda social con un sello cristiano bastante distintivo. Como dijo alguna vez el Papa Francisco: “Hay que animarse a cambiar el sofá por un par de zapatos que te ayuden a caminar”. Aunque solo fuéramos a estar al lugar que nos tocara, volvíamos más llenos nosotros en comparación a quienes visitáramos, con una felicidad distinta. A pesar de que las salidas y las clases de Participación Social fueran obligatorias, nunca me dio la impresión de que alguien del curso se sintiera obligado a ir ni poner buena cara, a todos se les daba muy natural el querer aportar.
Hacer deporte en el colegio, en mi caso atletismo, también influyó muchísimo en mi persona. Haciendo deporte en el colegio aprendí el valor del esfuerzo y del trabajo duro, la disciplina, el compañerismo y la importancia del equipo. Además de ser una actividad sana y donde se pasa muy bien, creo que el deporte es como un segundo colegio porque ayuda a aprender muchísimas cosas, sobre todo valores, virtudes.
Hoy día el deporte para mí es parte de mis panoramas. Me junto con mis amigos a jugar padel, los voy a ver a sus partidos, subimos cerros, hemos jugado algunas ligas, etc. Me encantaría poder motivar y transmitir, en primer lugar, a los alumnos del colegio, la importancia y el gusto por hacer deporte.
Llegaste el año 2018 a estudiar a Santiago. Cuéntanos cómo fue para ti esa experiencia, donde además participaste de varios voluntariados.
Al principio fue difícil porque llegar a Santiago fue como cambiarme de casa. Además, el día a día es mucho más tranquilo en Melipilla entonces me costó un poco acostumbrarme al ritmo de Santiago.
Desde el principio me encantó la universidad (de los Andes). Participé desde el primer semestre de la carrera en varios proyectos y no paré hasta que me salí. La verdad es que llamaban mucho más la atención los proyectos de la Pastoral de la Universidad Católica entonces participaba más ahí (Siembra, Trabajo País y Capilla País). También estuve en la Federación de Estudiantes (nunca lo habría pensado) y otros proyectos más de mi universidad. Mi mejor experiencia por lejos fue haber estado en el Consejo de Siembra Verano a cargo de las finanzas de las misiones. Aprendí y apliqué un montón de cosas relacionadas a mi carrera, pero lo que más rescato, son los buenos amigos que me hice.
Estoy muy convencida de que la universidad no puede ser solo para estudiar. Estoy muy feliz de haber podido aprovechar de seguir haciendo deporte, meterme a proyectos que nunca hubiera pensado, conocer mucha gente nueva y valiosa, hacerme buenos amigos, pasarlo bien y aprender.
Estudiaste Ingeniería Comercial y Pedagogía en Educación física. ¿Cómo complementas estas dos profesiones en tu día a día?
Solamente terminé Ingeniería Comercial. Alcancé a estudiar un poco más de 2 años Pedagogía en Educación Física, pero me salí este año de la carrera. Aunque no las pude complementar profesionalmente, sí participé de “Huella” en el colegio en donde estuve 2 años a cargo de II medio. Fue una experiencia bastante desafiante porque no soy profesora, pero me encantó haber podido tener esa oportunidad.
Igualmente estoy involucrada en el área de educación y finanzas a la vez porque, desde hace un par de meses, trabajo en Seduc Chile, en la administración de varios colegios. Aquí administramos centralizadamente varios colegios de Santiago. Nunca me plantee la opción de trabajar como comercial en educación (sin hacer clases directamente), entonces yo digo que esta oportunidad me cayó del cielo. En palabras de mis amigos cercanos; “¡esa pega está hecha para ti!”.
Aunque llevo poco tiempo en mi trabajo, me encanta. Vengo feliz a trabajar todos los días y le doy un sentido mucho más transcendental a mi profesión por el hecho de estar directamente relacionado a la educación.
¿Qué significa para ti, ser exalumna de Maitenes dentro de nuestra sociedad?
Siento que tengo una gran responsabilidad de retribuir a la sociedad. El haber estado en el colegio me dio muchas oportunidades en comparación a otros exalumnos de Chile. Por eso mismo, me motiva mucho poder aportar mi granito de arena.
¿Qué fue lo mejor de tu paso por el colegio y que recuerdas con nostalgia?
Lo pasé muy bien estando en el colegio. Desde muy chica me gustó participar en todo tipo de actividades: estuve en el taller de música con el profesor Iván, selección de atletismo, centro de alumnos, delegados de formación católica, entre otros.
Además, siempre me llevé muy bien con los profesores. Les tengo mucho cariño a todos. Siempre que voy al colegio paso a saludar a los más regalones. Yo creo que una de las cosas que más echo de menos es justamente esa cercanía con los profesores. Yo estuve en la Universidad de los Andes y mi generación no era muy grande, entonces los profesores le ponían harto empeño al trato que tenían con nosotros, pero era imposible igualar la relación que se da en el colegio.
Pero, lo que más echo de menos, es la selección de atletismo. Corro desde que tengo 6 años y después se fueron sumando bastante rápido todos mis hermanos chicos entonces el deporte terminó siendo panorama familiar. Mis papás nos llevaban a todos los campeonatos, no importaba donde fueran. Lo pasaba muy bien entrenando y compitiendo, incluso seguí en la universidad y ahora que trabajo trato de mantenerlo también (sin competir).
Alguna persona que haya marcado tu paso por el colegio y que quieras recordar.
La Miss Roxana Franco y la Miss Giselle Gómez. La Miss Roxy fue mi profesora jefe desde I a IV Medio y le tengo mucho cariño porque era como una segunda mamá. Me acuerdo que hacía que nos riéramos bastante y, cuando nos retaba, siempre sentí que eran retos a “niños grandes” y con mucho cariño. Nos defendía con dientes y garras ante cualquiera porque éramos sus “cachorros”, sabía cómo tratar especialmente a cada uno del curso y era una alumna más cada vez que celebráramos algo.
La Miss Giselle también era como una segunda mamá, pero mamá joven (jajaja). Llegó cuando yo estaba en II Medio, pero nos hicimos cercanas muy rápido porque nos veíamos un montón. Yo entrenaba casi todos los días con ella y, como el espacio físico no era una sala de clases propiamente tal, la relación profesor-alumno era más relajada. Me aguantaba todas mis mañas, le contaba cahuines, nos reíamos mucho y nos molestábamos bastante mutuamente pero siempre con respeto. Todavía nos seguimos viendo, a veces la acompaño a los campeonatos los fines de semana y es de las primeras personas que busco en el colegio para saludarla cada vez que voy.
En una palabra…para mí, mi colegio es….
Familia. El colegio tiene tan pocos alumnos que es muy fácil conocernos entre todos. Era muy común ser amigo de los de varios cursos más arriba y varios cursos más abajo, cosa que no se da mucho en los colegios grandes. Además, al menos cuando yo estuve en colegio, se hacían muchas actividades familiares.
¿Qué mensaje le puedes transmitir, en calidad de exalumno, a los actuales alumnos de tu colegio?
Participen en muchas cosas, sean proactivos, hagan y sean buenos amigos. Disfruten esta etapa mientras no tienen tantas responsabilidades. Traten de ir descubriendo en qué son buenos y cuáles son sus intereses para que el día de mañana sean un verdadero aporte para los demás. Y si a veces las cosas no resultan como ustedes esperan, confíen en que Dios tiene diseñado un plan perfecto para cada uno de ustedes.